Se pierde el sentido
que ideó el espanto
en el baile de sus sombras
Los murmullos de tus soles
mordisqueando las avenidas,
las hojas muertas
de un otoño sin ventanas
Una claustrofobia de uno mismo
cuando el cuerpo queda grande
-y duele-
Siendo el destierro de un sueño
el hilván
que nos permite palpitarle “corazón”
a tanto impulso herido
Nunca me agrado la razón…
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