
Un planetario de ideas
abre los féretros
de nombres pasados
Una niña
vacía de flores,
recordando las palomas
detrás de las mañanas
Una anciana
lustrando sonrisas,
donde se revuelca
un corazón cojo
Exigiendo siglos
a mano alzada,
una locura
sin estribos,
arriándole velas
al pasaje más nudo
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