las erguidas farolas
que acompañan al silencio
y trato de alcanzarlas,
"Como los primitivos junto al fuego el rebaño se arremansa atomizado en la noche de las cincuenta estrellas, junto a la televisión en colores.
De esa llama sólo se salvan los cuerpos. En cada hogar una familia a medio elaborar clava sus ojos de vidrio en el pequeño horno crematorio donde se abrasan los sueños". Enrique LihnExiste una habitación en mi alma,
que no deja escapar a sus miedos, que atesora la congoja de las palabras nunca versadas, que rememora encuentros en la inquietud del frío y el eco de otros cuerpos en mi cuerpo Allí siempre es de noche, siempre se prenden las mansardas con luces de puertos tras la niebla, siempre se anclan las palabras al pasado y todos sus infortunios, siempre se encienden las ventanas de otras habitaciones a lo lejos, habitaciones que dejan escapar la luz que se esconde en todos mis prismas Aquí el miedo es una tempestad, es el tacto de una vieja canción desgranando los huesos, es la cicatriz de sus espejismos propagándose y yo, soy inquilina eterna en su crepitar de relojes y alaridos, voy oscureciendo sin poder detenerme, soy el insondable pálpito de esta soledad fugitiva, la impaciencia del recuerdo, la ceniza en el incendio que es la nostalgia.Por Medusa y Sandia
_______________________Últimamente, las tardes son impertinentes llegan con la tierna solemnidad del viento
"Quizás contigo estuve
tan demasiado cerca de tu reino,
que necesito ahora desmentirte,
utilizar los trucos que uno tiene
para poder seguir."
Luis García Montero
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"Llueve. Y estoy pensando
en ti. Y estoy soñando.
Nadie vendrá esta tarde"Deja que el tiempo fluya lentamente
entre el paisaje y tú"Hay corazones sin dueño,
que no tuvieron nunca la oportunidad
de regir como un péndulo casi atrozNada detiene al latido
que hilvana una despedida,
es como la desnudez
antes de hacer el amor por las mañanas,
correr dentro de uno mismo
gritando palabras como de ceniza
es inventar el peso de otro cuerpo
como una raíz de aire,
es el vacío y su tumulto de lluvia,
lo invisible despoblando la mirada
y evadir con cierta desesperación al silencio,
es asimilar lo elocuente que es la ausencia:
esperar la tarde sintiendo aeropuertos,
abotonarse en el pecho una grieta insondable
alimentando al rumor del desamparo.
"en cambio hay hombres que fui
y ya no soy ni puedo ser
y esto no siempre es un avance
a veces es una tristeza"
Mario Benedetti
.
La tarde
arma un ardid con el silencio,
sus cadenas retumban
en lo más profundo de mi misma,
en dónde las alas
que visten mis anhelos,
trazan vuelos hacia naciones
que desconozco
¿Cuántas caras viste el espejo?
¿Cuántos prismas revelan mis sombras?
si en mi sangre duerme escondido un eco,
el crepitar
de todas las voces que me componen
En ocasiones ardo
como una estrella a los lejos,
me hundo como una roca
hacia el fondo del río,
para enmudecer como los astros,
detenida en el tiempo,
huir, así, en suspenso
de la penitencia de los días,
a hurgar bajo el éxodo
que exige el coraje
pero como fosfenos,
vuelve a mi el frenesí,
el galopar incesante de la mañana,
esta voz esculpida de espinas
conjurando el rito
que me abisma al vacío.
Desde esta habitación,
se desprenden sombras de otros días,
melodías como colgajos del tiempo,
el ímpetu del sentimiento
que alberga saberse propio, descolorido,
incluso fugaz en la esperanza
existir es es un dolor iridiscente,
una oscura ola azotando en los espejos,
en los miles de prismas que alberga mi alma,
y oscurecer es sólo el prólogo
quisiera con urgencia,
abandonarme en el vaivén de esta noche,
albergarme en mi misma
después del colapso de mis lunas,
enmudecer de pronto
como una alborada,
despojar mis recuerdos
de viejos huesos y amarras,
renombrar la galaxia que oscila
en este estruendo de anhelos,
expiando así a mi ser
del gélido clamor del habitarnos.
"explicar con palabras de este mundo
que partió de mí un barco llevándome"
Alejandra Pizarnik.
¿Cuántos poemas tiene tu cuerpo?
¿Qué lenguaje esconde tu sombra?,
¿Por cuál vereda se hace inerte tu eco?
Re habitar estos espacios
es hogar desde tantas esquinas,
fuego de tantas hogueras,
mendigo de tanta añoranza
y desacostumbrarse a uno mismo
ya no es solo el silencio que trae la espera,
es toda esta marea recogiendose
aturdiendome con su abismo,
embriagando la quietud
con el vaivén de sus palabras,
astillando al silencio
con el flagelo de la incertidumbre ...
Porque labrar nuevas alboradas
en este horizonte,
es un espejo hacia uno mismo,
el espacio que dejo el amarnos.
"Hundí la flor en la herida y creció un árbol"
Elvira Sastre