sábado, mayo 16

October

Photo by Javier // ME


"La soledad sin pausa de la que otros beben
a la hora del cocktail
no es mi vaso es mi tumba, me la llevo a los labios,
braceo en ella hasta perderme de vista
entre su oleaje mórbido.
La soledad no es mi canario es mi monstruo
como si cohabitara con un asilo de locos"

Enrique Lihn


Siento que somos la misma mujer en el miedo,

la oscura indolencia con la que muerden los días,
que no es la inclemencia del olvido,
sino esta noche y el retorno:

rostros desde las lámparas,
encendiendo el único fuego en la memoria:

nuestro cuerpo,
un fruto en la frontera del tacto
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A la otra.

domingo, mayo 3

Eyewitness

Abre los brazos, inhala. A veces, tan sólo escucha el silencio descolgándose de las orillas: esas sombras arañando el rincón en que le faltas. Porque a veces todo el tiempo no parece suficiente, porque hay momentos en que la vida es decir nada: guardarse hacia adentro y desanudarse hasta las miradas.

En ocasiones piensa, que el retorno de tu estela está estrictamente ligado a lo que encierran tus labios o, en alguna otra dimensión, al tornasol que abraza tu rostro por las tardes: el mismo que resbala en las antiguas vitrinas del cielo y que de tarde, se dibuja en tu piel cuando la luz te da de golpe. “Mediría el radio de sus lunares, para luego crear mi propia galaxia bajo sus rodillas “piensa, mientras en algún lugar del cuerpo, azota el eco de un escalofrío. Observa sus manos, las voltea, busca nuevas líneas dibujadas sobre la palma, como si tratara de escapar de las ansias, de la imagen de esas mismas manos memorizando la gravedad de esa estrella que crece entre ambos. Exhala, dibuja con la punta de sus dedos las arrugas en su abrigo, observa al sol colándose entre los álamos, y no deja de preguntarse si tu esencia, es la misma que traen consigo las nebulosas: ese misterio divino fraguado en el helio de tus sonrisas.

Es cuando te ve llegar, desprendida del aire, solapando un universo dentro del otro, mientras se descascara el mundo en cámara lenta. Recoge los segundos, uno a uno, te observa como levitando en tu órbita, y finalmente colisiona: te abraza queriendo habitarte, componiendo una supernova que a veces enceguece al mundo. De pronto enmudece(le cuestan las palabras, mas que los gestos) acomodándote el cabello, dejando que sus ojos te relaten el lienzo que le pintas dentro.
A una supernova (una pareja estrellada)