martes, diciembre 5

Letargo

 


De noche, 
pequeñas orbes adornan
las erguidas farolas
que acompañan al silencio

entre cierro los ojos
y trato de alcanzarlas,
trato de habitar su estela
pues carezco de fulgor
como brote de durazno en invierno 

desde aquí
escucho como el eco del día
rebota en los muros,
como la casa cruje
en un hábito de ausencias,
como mi cuerpo engulle 
el limitado candor 
que le resta a mi alma

¿Cómo deshabitar 
el carrusel de recuerdos ?
si espejean sombras
desde mis anhelos

en esta habitación,
son de cobre mis huesos,
resplandecen ante el sol
y su corazón de estrella solitaria

voy cediendo al vértigo
que trae el calendario,
a la prisa en los relojes
cuando la rutina se apodera
pero yo no me alcanzo

Y por estos días, existir 
se asimila al trueno
antes del relámpago.

Desesperanza

 "Como los primitivos junto al fuego el rebaño se arremansa atomizado en la noche de las cincuenta estrellas, junto a la televisión en colores.

De esa llama sólo se salvan los cuerpos. En cada hogar una familia a medio elaborar clava sus ojos de vidrio en el pequeño horno crematorio donde se abrasan los sueños". Enrique Lihn
-------------------------- No todo es silencio en el abismo que es el abandono, caminar estas calles, por ejemplo, es un alarido, un vaivén de techos oxidados en un fallido intento del sol por calmar el frío en las entrañas de la pobreza. Todo carece de color y esconde matices al mismo tiempo, niños enfrentando la fragilidad de sus sueños entre suciedad y un rumor de bicicletas , entre disparos y el tintineo de sus últimos centavos, entre la infancia y la urgencia de crecer todo desde aquí parece indomable, incluso el despojo y la alegría que todos los inmigrantes esconden, ese desierto escondido en la gratitud, ese temor de manifestarse desolados y hambrientos de patria la noche abre las fauces en estas poblaciones, pone en peligro la certeza de que el esfuerzo persevera, deshilvana uno a uno los retazos de las confianzas heridas, de las respuestas que buscan terminar con el desamparo, abrir de una vez el cerrojo en la jaula que llevan por alas.

Nudo

 Existe una habitación en mi alma,

que no deja escapar a sus miedos, que atesora la congoja de las palabras nunca versadas, que rememora encuentros en la inquietud del frío y el eco de otros cuerpos en mi cuerpo Allí siempre es de noche, siempre se prenden las mansardas con luces de puertos tras la niebla, siempre se anclan las palabras al pasado y todos sus infortunios, siempre se encienden las ventanas de otras habitaciones a lo lejos, habitaciones que dejan escapar la luz que se esconde en todos mis prismas Aquí el miedo es una tempestad, es el tacto de una vieja canción desgranando los huesos, es la cicatriz de sus espejismos propagándose y yo, soy inquilina eterna en su crepitar de relojes y alaridos, voy oscureciendo sin poder detenerme, soy el insondable pálpito de esta soledad fugitiva, la impaciencia del recuerdo, la ceniza en el incendio que es la nostalgia.