viernes, agosto 24

Indeleble



Crepita oscuro tu nombre
bajo la huella del día,
el paso sin cuerpo
en el iris,
siendo habito del que sonríe
guardar la careta
bajo el espejo,
la grieta en la boca
por no decir tanto,
de lo que se debería,
tanto de lo que se desdice

Sepultar mil nombres
en una palabra,
y conservarla propia,
intacta,
cuando el vacío
se colma de carne,
y la angustia
nos bucea eternos …

A Destiempo


Es simple …

Te desconozco en la simpleza,
en el refugio de tus manos
anidando mi beso

Hoy,
un suspiro de abismo
llamea en los ojos,
desequilibrando al ciego
que perdió la batalla,
el vuelo,

Sin luz para el mundo,
sin tregua…

Olvidando el nido del silencio,
la oscura muerte
de la noche y sus lanzas,
como la última edad de mis voces
adoleciendo en la tráquea
de esta patria en la sangre

Estado latente

La debilidad
es raíz en los recodos,
en los brazos del tiempo
cuando me alimento
de cenizas

Y sobran motivos
para cercenar a gritos
la lengua,
escupir tu cáncer
como suplicando oxígeno

Sellar en la piel
el aire trasnochado,
derramando sobre ti
un sueño

Un inmolarse de éxodos
desde lo humano…

martes, agosto 21

Michael Dudok de Wit / Father and Daughter

Esto lo vi por primera vez, antes de ayer ... en la noche, había visto trabajos de Dudok y si, es un genio, pero esta corto... uff ..... La cosa es que me desarmo, me acordé tanto de mi abuelo que lo dejo aquí para compartirlo, para dejar en claro ... que es mejor no olvidar, que siempre es bueno quedarse con los recuerdos ... Abuelito, te amo demasiado.
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A la siesta (Escrito por Steppen Wolf)
[Gracias Anuar]
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A mi abuelo
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- La uva todavía está verde – dijo mi abuelo – Recién en febrero podremos cortar algunas.
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Debo admitir que no había reparado en los parrales; en ese momento alcé la vista un poco para constatarlo, pero mi atención se centró en el travesaño donde colgaban las uvas... Era una madera larga, de unos treinta centímetros de ancho y dispuesta en forma transversal. Las hormigas iban y venían por él con cierto desorden pero sin detenerse. Parecía una avenida, pero de hormigas.
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En una época fue muy común para mí pasar las tardes enteras en el fondo de aquella casa – de los abuelos - subido al manzano donde Alberto nos había construido una casita. Bañarme en la “pelopincho”, jugar al fútbol y remontar barriletes también formaban parte de mis divertimentos… pero esos días habían quedado atrás; pasados... El manzano ya no estaba y mi infancia tampoco. Ahora me limitaba a sentarme y tomar mate, leer un libro o simplemente dormir...
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Comenzó a correr una leve brisa y la camisa de mi abuelo –desprendida – se agitó apenas, como el suspiro de una bandera. Nos miramos durante un rato, quizá compartiendo la desazón de las uvas verdes, o el sopor de la siesta. Fue un momento de análisis mutuo, creo que hacía mucho tiempo que no lo veía. No me refiero al simple hecho de mirar, sino a “ver “; reconocer los rasgos, las marcas que hacen a las personas diferentes de otras, o parecidas a. Y allí estaba él, más avejentado, con las canas más canas que nunca y la mirada exhausta. Me colmó una sensación de tristeza y aprehensión. No por su cuerpo cansado y viejo de abuelo, sino porque el tiempo y la vida parecían haberlo vencido en cierta forma. Ya no me contaba de sus años como boxeador, los viajes con vialidad cuando construían puentes y caminos. O los partidos de fútbol con la biblioteca Cervantes. A decir verdad, me costaba entenderle cuando me hablaba. Y lo más probable es que se estuviese quejando del calor o de alguna otra cosa.
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La siesta pasaba como las hormigas, pero no tan rápido. Mi abuelo fue a darse la tercera o cuarta ducha del día; así que me quedé solo con el mate frío y las eternas uvas verdes. Era mi último día con ellos, el último del verano y quizá del año también porque mis visitas, desde hacía tiempo, eran muy esporádicas. Cruzó por mi mente la idea de ir a decirle a mi abuelo cuánto lo admiraba por todo lo que había trabajado durante su vida, el sacrificio que siempre había hecho por sus hijos. O en vez de una perorata poética y sentimental, decir simplemente: te quiero.
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Era de noche y en la oscuridad, los paisajes iban y venían igual que sueños. No dejaba de preguntarme... No dejo de preguntarme, ahora que estoy lejos, cómo será la próxima visita a casa de mis abuelos. Quizá los parrales cuelguen maduros de los travesaños atestados de hormigas apuradas y debajo los perros sin pulgas... Quizá la camisa de mi abuelo esté prendida, su cara sea un mapa abierto, sonriente. Y yo devolviéndole la sonrisa.
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AC Agosto 2007

domingo, agosto 19

Algún sepelio ...

Los pasos se desbaratan,
se desmantela el latido,
y lo que se resbala en la boca
se incrusta en el pecho

Seguir taladrando tu nombre,
seguir desdibujando el murmullo,
sólo le resta cruces al día ...

La gravidez de tu cadáver
es una urgencia de abismo,
un grito encendido de llanto
siendo libertad desde un quiebre

Donde desamarrar angustias
se hace benigno,
y cavar tu tumba
en un verso,
aprisiona un cesar de ti,
lejos , subterráneo

Me sobras


De tanto cavilar
se ajan los ojos,
se trasluce la mirada
y los huesos
se astillan de grises,
de ausencias

Me colmo de ti,
como de vida,
te respiro lúgubre,
estrecha,
desde la que era,
desde la que amparo ...

Por que el rincón,
el suburbio de tu nombre,
se incrusta silencio,
se espina en la lengua,
y solo queda gritar,
arrojar tus voces al viento,
desatarlas
desde mis propias voces ...

Divagar


Soy un cajón vacío, húmedo,
como lleno de notas invisibles,
de palabras cojas...

El recuerdo masticado,
calando el hueso
de lo que hoy no te nombra

Donde el único espacio
era boca, mano, pie,
ombligo,
sumido en una muerte
que a pesar de languidecer
se abrumaba de tacto ...

jueves, agosto 16

Passenger seat



El trato era expulsar los ojos,
y verse de dentro,
arrebatada,
insípida,
con la vida en la solapa,
abrazando soles
donde se muerden sombras


Pero el rincón es otro,
una ausencia exorbitada
calando huellas,
de barro,
de lluvia,
de polvo,
de llanto


Y las muelas
ya no lustran palabras,
la lengua ya no descose significados,
porque los párrafos se desmoronan,
la poesía se encoje,
y esta humanidad
languidece de frío


Me paso inerte,
descosiendo muñecas,
venas, gritos,
o sólo carne,
gritar todo lo que pueblo,
los despojos de ira
en todas las habitaciones


Me voy
pero siempre vuelvo,
inexperta
como de espanto,
con una anemia de muecas
que a ratos desconozco

Quien


Se triza
todo este espacio,
donde me mueren
todos los muertos

Y el péndulo
de este insomnio
desvirtúa razonamientos

La noche
mansilla lo que se esconde,
la herida mal cosida,
el murmullo mal silenciado

Y desdigo
el nombre de quien se arrastra,
de quien descomulga estrellas

Como polvo en los rincones,
el chirrido de la puerta
cercenando la templanza

Amargo


Si pudiera
desangrarme de letras,
está melancolía
dolería más dulce

¿Quién no ha sido víctima del sollozo?
¿Quién no ha afilado el lado oscuro del espejo?

Yo no sé de horas,
ni alas,
sólo un a vez
fui un ángel,
pero de piedra,
sumido al silencio,
al estruendo
que habita el universo
dentro de las corazas …

miércoles, agosto 15

Pasajero al silencio

De ti
el sollozo,
lo que no gritó
una palabra

La lengua hinchada de batallas,
tú, oculto,
naciendo

Sentado en el fondo,
rugiendo tu abismo

Tus ojos
ardiendo en mis regiones,
levantando
un rumor a cementerio

El cuerpo zarpando difunto,
abultando cansancio
en las venas…

Despojos

Creí quebrar a muecas
el espejo,
deshabitarme,
correr hasta resignar
ser oscura,
reducida, deshecha

Y en realidad
me desvisto,
absorbo el miedo,
me coso los párpados

Como de sueño,
como de muerte…

Esta sombra
asiéndose esqueleto,
fatigando
en su vocación de cadáver

jueves, agosto 9

Camino al espejo

Tu voz
se quiebra en el viento
-incesante-

Arrastrando el sortilegio
que verso tu llegada,
el despertar de un camino
poblado de ecos

Tus muertes
respirando a mis pies,
a los pies
de mis propios muertos

Sellando párpados
en una rebelión de memorias

El oficio en tus palabras
pulverizando el espacio


Descifrar sombras

Eres sed
hilvanada al desierto,
al vacío
revelado remembranza

El silencio
aturdiéndo de noche,
exponiendo “acertijo”
el territorio de tu cuerpo

Y caer en el lugar
que te guardo,
sola,
temblando,
es un país de olvido…

Ahogándome de huesos,
de voces en duelo
consteladas de sombras

Sin explicaciones

Tu imagen
es anzuelo al día,
calando colores
donde las sombras
aún tejen tus huellas

Donde sin saber que navegas,
que te infiltras pensamiento,
trato de escalar muertes,
cazando el último respiro
que le resta a la esperanza

Y he visto,
como el cuerpo
se rompe en un nudo,
mutilando el rostro
de estos gritos que me ajan

La espera
revelando un balcón herido,
viendo a tus pasos
descascarar sus caídas

miércoles, agosto 8

Etéreo

La tristeza
en su orbita de lluvia,
remueve tus huesos

El vacío
espinando la garganta,
como si el cadáver de tu abrigo
enraizara a la cama
tus manos

-blasfemandoorígenessincuna-

Tú,
espigándote en el silencio,
creando espacios donde amarte …

Naces vacío



“Pero hace tanta soledad
Que las palabras se suicidan”

A. Pizarnik.

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Te descuelgo del silencio,
como si saltaras de mí
al cuaderno que sangra

Escribiendo olvido
con la lengua de un murmullo,
oculto en las sílabas
como habitándome

Y huele a soledad
toda esta longitud,
tu cuerpo
amordazando a mis manos

Digiriendo mis nombres,
mis olvidos,
mis llantos,
la cara revuelta de espejos
-desmoronándose-

Tú, doliéndome,
narcotizando
a la que me vive,
la que sonámbula
le respira esquinas
al mundo,
-ebria de llanto-

Vulnerable


El frío de este instante
desnuda de sangre las palabras,
el eco de la noche
sumergiéndose cuerpo

Como una nación de voces
habitando la garganta,
o un rumor de cristal
rompiéndose en el aire

La urgencia de dolor
revelándose grito,
siendo
un hambriento enemigo
devorándonos muertos

viernes, agosto 3

Imán


Hilo tu boca
en algún pliegue,
languideciendo de voces
que más allá de cederme
me arrojan sumisa

Un cuerpo
sucediéndose de pieles,
de muslos,
quebrando la sílaba
que estrangula deseo
en la boca

Un hundirse en la carne
buscándose lienzo,
tornasolando lo oculto
desde la humedad

Tú, abordándome rito,
destronando con los dedos
segundos

Yo, liviana en tus manos,
desbordada en tu cuerpo,
penetrando piel
en la oquedad de tu espacio

Un rumor férreo
socavando silencio,
una voz comiendo ansias,
la raíz en el tiempo

Grávido


Te has hundido, yerto,

ajando siluetas
como con los ojos cerrados,
mudo de llanto

Y has sido sonrisa
tiznando vacío,
todos los cuerpos
desfilando en la boca

Sólo en tu andar
has de poblar caminos,
inventar tu sombra en mi estela,
revuelto
en las bocas que te claman

Todo el frío
resucitando el cuerpo,
en lo etéreo de tus manos