martes, diciembre 5

Nudo

 Existe una habitación en mi alma,

que no deja escapar a sus miedos, que atesora la congoja de las palabras nunca versadas, que rememora encuentros en la inquietud del frío y el eco de otros cuerpos en mi cuerpo Allí siempre es de noche, siempre se prenden las mansardas con luces de puertos tras la niebla, siempre se anclan las palabras al pasado y todos sus infortunios, siempre se encienden las ventanas de otras habitaciones a lo lejos, habitaciones que dejan escapar la luz que se esconde en todos mis prismas Aquí el miedo es una tempestad, es el tacto de una vieja canción desgranando los huesos, es la cicatriz de sus espejismos propagándose y yo, soy inquilina eterna en su crepitar de relojes y alaridos, voy oscureciendo sin poder detenerme, soy el insondable pálpito de esta soledad fugitiva, la impaciencia del recuerdo, la ceniza en el incendio que es la nostalgia.