Desde esta habitación,
se desprenden sombras de otros días,
melodías como colgajos del tiempo,
el ímpetu del sentimiento
que alberga saberse propio, descolorido,
incluso fugaz en la esperanza
existir es es un dolor iridiscente,
una oscura ola azotando en los espejos,
en los miles de prismas que alberga mi alma,
y oscurecer es sólo el prólogo
quisiera con urgencia,
abandonarme en el vaivén de esta noche,
albergarme en mi misma
después del colapso de mis lunas,
enmudecer de pronto
como una alborada,
despojar mis recuerdos
de viejos huesos y amarras,
renombrar la galaxia que oscila
en este estruendo de anhelos,
expiando así a mi ser
del gélido clamor del habitarnos.
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