"en cambio hay hombres que fui
y ya no soy ni puedo ser
y esto no siempre es un avance
a veces es una tristeza"
Mario Benedetti
.
La tarde
arma un ardid con el silencio,
sus cadenas retumban
en lo más profundo de mi misma,
en dónde las alas
que visten mis anhelos,
trazan vuelos hacia naciones
que desconozco
¿Cuántas caras viste el espejo?
¿Cuántos prismas revelan mis sombras?
si en mi sangre duerme escondido un eco,
el crepitar
de todas las voces que me componen
En ocasiones ardo
como una estrella a los lejos,
me hundo como una roca
hacia el fondo del río,
para enmudecer como los astros,
detenida en el tiempo,
huir, así, en suspenso
de la penitencia de los días,
a hurgar bajo el éxodo
que exige el coraje
pero como fosfenos,
vuelve a mi el frenesí,
el galopar incesante de la mañana,
esta voz esculpida de espinas
conjurando el rito
que me abisma al vacío.
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