Un beso de sal
que no existe,
que no se nombra
-Dormido en un trazo de noche-
Iluminando el rostro
de quien hundido me vive
Explicando horas
llenas de rostros,
como si me desvistiera
de sombras,
de bestias
arrastrando pieles
Bebiendo nostalgia
desde una esquina de ceniza
Una presencia
que parte de mis voces
al espejo que desgrana ausencias
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