sábado, mayo 24

Pulso

Lo que callamos crece en silencio:


es el desasosiego,

las voces arrastrándose, que traen a mí

los nombres que nos dimos

bajo el manto que nos otorgó el cielo


(el frío se parece a tus manos)


nadie nunca conoció

el verdadero ritual de nuestros corazones,

las fragilidades descubiertas

la calidez de la compañía en tus ojos,

o la verdad detrás de los míos


nadie nunca supuso esta espera,

esperarte bajo el tímido pulso de la ciudad

y sus fugitivas sombras,

esperarte sobre el viento

y el quiebre en las mañanas,

la inquietud de la memoria expuesta ,

incendiando miedos

en el bracero en los prejuicios


y sentir todo el cielo dentro

abriéndose al vuelo,

era arrojarse al vértigo

en la trayectoria de tus nubes,


El cuerpo descubriendo su concavidad,

el silencio siendo eco de sí mismo

martes, mayo 6

Diario en penumbra


La sustancia que sostiene esta noche
atiende al liquido eco que se retuerce en mi sangre,
cuando estás y te sostengo,
pero el fuego que enciende a mi voz
no es capaz de ahogar al tuyo

habitas en las sombras, las congregas
y reemplazar a tus soles
es encender farolas
desde los espejos, de ese lugar en la niebla
que existe para nuestra historia


aun habitas espacios que desconozco,
sin saberlo, soy prisionera de mi misma
entre las manos de tus recuerdos,
entre las melodías que desbaratan
todo lo que he tratado de componer,
surcir, enmendar ...

y es este tumulto de lluvia,
este mudo latido entre mis versiones,
el que congela a mis agallas
con el filo invisible de tu nombre:

el silencio y su lengua de cristal,
murmurando. ...
entre el polvo suspendido de tu estela

Rutinario

¿Quién devuelve a mí ser
la tranquilidad de la incertidumbre?,
la paz de no ser nadie,
de carecer de roles, inerte
en la esencial sustancia del observar,
del vivir en la absorta calidez del ahora

de dormir sobre la quietud
de la irresponsabilidad,
porque aún hay tiempo para los errores,
aún hay espacio para construirse,
aún hay hambre de oportunidades

devuélvanme la valentía
de ser quien no quieren que sea,
de decir lo que ya no se puede,
de ser impulso en el sepia de los días,
vendaval en nuestros otoños.

Disociar

 No pertenecer es todo un arte:


huésped de circunstancias heridas,
de fotogramas ajenos,
del vacío  que crepita 
como farolas enmudecidas por la bruma, 

soy consciente de la solemnidad del desamparo
del silencio anguloso que, a ratos,
recorre como un buitre 
el desolado deshuesadero de mis miedos,

de la tristeza de encontrarse, pero no en el resto
sino en las esquinas, en el pulso del tiempo,
en la explosión de la tarde
y el caos que agita a mis olas

es pronunciar el rito en el silencio:

una voz habitada por la niebla,
en su hundido puerto de palabras 

Mordaza


Desde el fuego en mi soledad
forjaré una palabra 
que enmudezca a mi angustia,
una palabra que albergue 
al estremecer de mi ignorancia,
a la raíz de mi ser en expectaciòn 

busco constantemente formas
de callar a mis más retorcidos pensamientos,
amordazando cualquier escape 
de esta vorágine de días repetidos,
de rutinas en bucle,
en dónde soy, me encuentro
y desencuentro 

En las esquinas,
aparezco traslúcida, desarmada
inquieta de colores y sombras,
una acuarela en stand by 
pues he olvidado como mezclar mis colores,
como lograr los azules y fucsias 
de tantos atardeceres, 
en tantos otros espacios 
en donde fuí, soy y me desencuentro

soy la sombra en este espejo
que no deja de mirarme,
obtuso reflejo de lo que realmente soy
pero no dejo entrever,
semilla escondiéndose del sol,
retoño reteniendo sus raices 

muy en el fondo habito
una soledad autoinfringida,
una habitación en silencio 
recordando el eco de mi misma,
como un ave enjaulada
temiéndole a sus alas 

Refugio

Hay horizontes
ocultos en tí que mis ojos
no pueden alcanzar,
horizontes forjados del vacío
en la orfandad de un abrazo


horizontes que me llevan
al invierno en las palabras
que nunca pude decir,

y recolectar algo de candor 
entre las letras de nuestras canciones,
se parece a la luz que se cuela por la ventana,

al eco de tus ojos en penumbra,
a la ola que se vuelca en mi cama
cuando a tientas busco algo de tu olor
en mis almohadas 

hay espacios en tu voz,  amor,
que en ocasiones logro rehabitar,
como un faro erguido en el anhelo,
que a mis recuerdos, 
como una multitud silenciosa,
da asilo en la tempestad.