XII
"Pero el silencio es cierto. Por eso escribo. Estoy sola y escribo. No, no estoy sola.
Hay alguien aquí que tiembla"
Caminos del Espejo - Alejandra Pizarnik
Para el espejo.
De
puntillas repasa el espejo en la ventana, se busca en la oscuridad de su
cuarto, cuando con los ojos bien abiertos, puede, sin querer, adivinar lo que
pasa bajo el anochecer y su escafandra, cuando su soledad tiene vocación de
golondrina, cuándo sus pasos parecieran llenar de ruidos toda la casa, porque
la ciudad de cuando en vez enmudece y susurrar se hace hábito.
Su
profunda y afilada delgadez, es similar a la cicatriz en la voz de los abuelos,
delicada, como el arco en la espalda de los gatos y lánguida, como la sombra
del día y sus muertos.
Desprevenido
del tiempo, toma sus audífonos, enciende su computador y se desprende, inicia
un viaje onírico, en busca de sinestesia e involución en sus adentros,
desenredarse, desmarañarse, ir tan lejos como lo permitan sus sentidos, dejar
de existir si es necesario.
Y
está allí, balanceándose, habitando viejas habitaciones, que a ratos parecieran
desvanecerse y convertirse en más puertas. Aquí, todo converge, es un prisma.
Aquí solo el silencio pronuncia su nombre.
Este
momento, es donde se esconde del abismo que es el mundo, aquí es dónde el miedo
quema y mordisquea los labios, aquí y ahora son una anacrónica perfecta, otro
reflejo en el espejo, en la ventana rota y sucia por el recuerdo.
Estira
los brazos, parece un árbol queriendo ser pájaro, nube o incluso el viento
colándose por la falda de las colegialas, acariciando sus muslos lechosos. Todo
pareciera colindar con lo infinito, con el vendaval que es la vida en estas
instancias, en esta esquina en la desolación de uno mismo, el quehacer del tiempo,
en el escalón que le falta al alcanzarse.
Pareciera a lo lejos, un navío extraviado en la niebla, acorralado por las sirenas que embistió en el camino. Y es que conocerse no basta, tiene que desprenderse, desatarse, desanudarse para saber si es de carne y hueso, o de papel como siempre espero descubrirse.
El
rigor de sus escalofríos, su vocación arácnida, pareciera ser un fruto maduro
mordisqueado por el tiempo, por la soledad tácita de sus desencuentros.
Parecieran esconder el verdadero color de sus adentros.
Y está allí, a punto de alcanzarse, volatín devorado por el fuego, de la vida un náufrago …
La
electricidad se va de pronto… y es así, como de un salto entra a este averno
que es “ahora”.
2 Hilvanes:
Cuando lo leí, escuche esta canción y dentro de mi piel todo fue sensaciones encontradas
http://www.youtube.com/watch?v=RByvzmmEFiQ
Cuando lo leí, escuche esta canción y dentro de mi piel todo fue sensaciones encontradas
http://www.youtube.com/watch?v=RByvzmmEFiQ
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