Hoy, quiero que esta naranja sea tu cuerpo, que mis dedos recorran no solo su superficie, sino también su sombra; el oxido que deja el tiempo en su aliento, cuando de pronto no contengo las ganas de hincarte los dientes, y viene a mi lengua, toda la pulpa de tu espalda, la acidez de tu vientre, tu lengua granulosa.
Está tarde, he mordido mil veces mis uñas, las he mascado, he contado con cierta agitación los segundos del reloj, segundos que a veces parecen estacas perforándome los ojos; una lobotomía maniobrada por el tiempo.
De este lado del espejo, tu nombre silva desde las grietas en los muros, desde el lenguaje de las sombras, que se cuelan de la calle; estas raices que espinan mi garganta, y que son tus palabras punzándome la lengua.
Está tarde, he mordido mil veces mis uñas, las he mascado, he contado con cierta agitación los segundos del reloj, segundos que a veces parecen estacas perforándome los ojos; una lobotomía maniobrada por el tiempo.
De este lado del espejo, tu nombre silva desde las grietas en los muros, desde el lenguaje de las sombras, que se cuelan de la calle; estas raices que espinan mi garganta, y que son tus palabras punzándome la lengua.
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