Siempre traías las manos frías:
te parecías tanto
a la palabra que trae los domingos,
o al quejido de la puerta
con la ventisca de los sábados
eras similar, incluso,
a la cal que desprenden los muros,
a esa urgencia de tacto
que a veces padecen las estatuas
la soledad
no se cansa de arañar los ojos,
y en este cuarto
tus manos son astillas
3 Hilvanes:
Hola:
Gracias por el comentario en mi blog!
No sé cómo llegaste a él, pero bueno, esa es la idea.
Visite cuando quiera nomas, aunque olvido actualizar, trabajo en eso.
Parece que tenemos un interés en común.
No conozco a Jane Austen, pero me gustó el texto.
Saludos
ROBERTO.
Me encantó la expresión "esa urgencia de tacto que a veces padecen las estatuas".
De pronto me imaginé el poema en prosa. También quedaría armónico, creo.
Un abrazo,
A
...y en este cuarto, tu voz es mi caricia...
que tu día sea precioso..
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